Ser egoísta será realmente parte de la naturaleza humana? No lo creo así. Pero no hay duda que son muchos quienes se esfuerzan por meternos esa idea en la cabeza. El egoísmo no es más que una enseñanza, no tiene nada de natural.
Contamos con una televisión (y una teleaudiencia) que premia lo banal, lo mundano, lo intrascendente. Horas y horas de programas que no hacen más que exponer la mediocridad en la que quieren sumergirnos. Informes que cuentan, que muestran con imágenes a los jóvenes de hoy. Jóvenes consumidos por el alcohol y las drogas; jóvenes cuyas únicas actividades parecen ser salir, pelearse y emborracharse. "Ai...", piensan muchos, "esta generación esta perdida..."
Proyectar una generación en decadencia no hace más que contribuir a la idea de que la sociedad misma está en decandencia. Y no es así!
Son muchos lo que eligen mejorar. Son muchos los que deciden actuar. Quizás no atraigan la atención de Tinelli y los programas de chimentos; quizás no tengan tanto valor noticia como una muerte, un robo o un conflicto gremial. Pero les aseguro que estamos ahí. Qué pasaría si en lugar de analizar durante veinte minutos algún hecho morboso, se utilizara ese tiempo para exponer en profundidad el trabajo que cientos, miles de jóvenes y adultos invierten por por semana en construir un país mejor.
Hay ciertas frases armadas que ya no puedo tolerar. Desde el tren de la mañana, pasando por la facultad y el trabajo a la tarde, hasta llegar a mi casa por la noche, el común denominador repite: "son todos chorros", "y bueno, es Argentina, qué esperás?", "hay que matarlos a todos"...
Quejas, quejas, quejas. Es pedir demasiado que cada queja vaya acompañada con una acción?. La fórmula del modelo óptimo que deberíamos adoptar sería algo así como
ver, pensar, actuar; lamentablemente el popular se presenta como ver, seguir viendo, quejarse un poco, y ver un poco más.
Arranqué la semana desilusionado, bajoneado. Conocer otra familia que vive en cinco metros cuadrados te deja claro que estudiar y/o trabajar no es una opción para todos. Vivimos en una Argentina injusta, desigual por donde la veas. Donde hay tantos ricos pobres como pobres ricos. Donde quienes más tienen son penetrados por la lógica individualista y se olvidan de mirar al costado.
Qué sentido tiene llegar primeros si llegamos solos y sin compañía?Altruísmo y amor, son palabras perdidas que no hacen más que definir utopías?
Tanto odio, tanta ignorancia.
Educación, igualdad, inclusión... esas son las bases del progreso.
Nos tildan de idealistas. Dicen que pongamos los pies sobre la tierra. Que dejemos de soñar y empecemos a pensar cómo nos la vamos a ingeniar para vivir, para comer, para mantenernos. Estos que nos apuntan con el dedo perdieron el norte; lo perdieron entre su ropa costosa, tecnología de punta y autos último modelo. Es cuando lo material gana posiciones en el ranking de lo valioso que la brújula empieza a girar para todos lados.
Me cansé. Empezamos por sentirnos incómodos por tener una zapatilla agujereada. Después buscamos proyectar imágenes de éxito. Y terminamos consumiendo a Fort y sus millones. B A S T A ! Volvamos a lo importante. Cuándo dejamos de valorar el respeto? la honestidad? la justicia? Mientras millones y millones pasan hambre y frío, otros millones discuten si su ropa es adecuada para la ocasión.
Todavía estamos a tiempo. Doy fe de que son muchos lo que se están moviendo por una Argentina mejor y creo -realmente lo creo- que algún día podemos ser todos.
No bajemos la mirada. No aceptemos lo inaceptable. El silencio es cómplice del status quo, lo refuerza.
Y no hablo de solidaridad, sino de responsabilidad social. Hacete escuchar. Gritá!